El Tragaluz [2010, fragmento II]




El Horex tiene una pared repleta de motores. Una mujer llamada Sayonara, a la que le decimos Sayo. Un Talibán construyendo rejas con su hijo adolescente. Un dueño, que se llama Pablo. Una perra vieja que viene a comer al mediodía. La hermosa Wendy. Y el gran Wilson. Ayer pensaba en esto: la última vez que estuve con una prostituta me trató muy mal. Wilson las conoce al dedillo. ¿Será que no hay un limbo repleto de replicas que pueda separarme a ti de mi? Querido muchacho, en la medida en que puedas, no cuentes tales cosas. Cierto es que los cariños resbalan por lo brazos porque constituyen una naturalidad de nuestra pertenencia. El agua embiste como un tren bala y deja un rastro de alpiste arenoso. ¿Debo arrestarle o matarle? ¿Quién genera a quién? Algo se está formando entre nosotros. Algo fuerte y subversivo. Intentaré huir en cualquier momento. Mañana es catorce de abril. Me da miedo. No tengo escapatoria. Wilson se ha convertido en un obstáculo poderoso. Desconfío de mi fuerza.

Siempre vienes con las manos vacías- dice Sayo. En general intento reintegrar el trabajo a mi cuerpo pero es inútil. En las primeras horas hago todo por desinfectarme de la pereza, en las próximas noto la hinchazón debajo de mis pulgares, aprieto las sábanas de trapo de mi panza, e, inexorablemente, como. Comienzo por un poco de pan, el más grasiento de los que encuentre. Los otros se desinflan, fueron propiciados en el ácido y no son recomendables para cualquiera. Le pongo algo de manteca al pan y comienzo mi caminata al Horex. Cuando arribo encuentro al Talibán en una plataforma de cinismo, preguntándole a Wilson por una chica que acaba de conocer. Aquel se ríe y susurra opciones que no termina porque las carcajadas lo encierran entre el algodón de los cajones. Wilson mueve la pelvis y ríe mostrando la muela que le falta. Sin decirlo confiesa que duerme con su hermano en el mismo cuarto y tiene que pagar para estar adentro de su novia, una mujer entrada en el año de los hijos, tres largos y fornidos varones de pies inmensos y glúteos proporcionales. Lo cuellos han sido algo importante en su costosa definición. Al verles uno recuerda el pelo rojo, reseco, ancho. El de Sayo es del todo mejor. Me encanta. Por momentos me recuerda a mi primer amor. Mi primer descarga de esperma. Mi primer basural. Cuantas historias… Hasta ayer nuestro territorio era una basura, los edificios nos apagaban, y ahora es considerado casi una empresa de punta, un festejo de la diversidad retratado sobre el lienzo de los años mozos. Nuestros crímenes, finalmente, no serán culpa de nadie.

Comentarios

laveron ha dicho que…
"en una plataforma de cinismo,"
made in Barrios...je!

los escritos por entrega no son para personas ansiosas (como yo)
Manuel Barrios ha dicho que…
Claro, a nadie le gustan, pero si pusiera la novela completa me dirían "prefiero leerla en papel", je, en fin, iré entregando pequeñas dosis hasta que se imprima en papel. Salute!

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