...

Escucha la hierba brotar
el cieno deshace los pómulos
y por diferentes caminos
hemos perdido el viento
que guiaba nuestras dentaduras.

Frente a mi estás de pie
siempre al borde del llanto o la osadía
Mi cuerpo llora en su caverna
no como un río sino
que es una gotera que no cesa

Cuando la miro
continúa allí
y si la pierdo igual continúa
Hemos abierto una herida ancha
donde ya había herida
hemos sembrado una máquina negra
un agujero de preguntas
por donde asoma el desenlace de diversas doctrinas.

Escucho los pájaros, pero no quisiera saber
el nombre de cada especie.
Observo las estrellas intentando salir
de las constelaciones y mis manos
cargan otra parte de mi vida que
resucita en otros cuerpos.

El hastío emerge con la espera.
Por eso, nada espero.

Hoy el Sol nació con su presencia
y creo verlo ahora por primera vez.
Me devuelve las gemas
que perdí en la noche
cuando pude volar y viajar liviano.

Veo a mi lado una pira de piedras buenas.

Voy a dejarlas al sol.


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