I WANT YOU
Maravilloso. Extraño. La soledad del algodón era mi casa. No, era la casa de él. No tengo casa. Cuando me echaron les dije: me voy por que me lo piden, no porque se me antoje. La manera en que mis brazos sudaron fue bondadosa. El futuro está al alcance de todos. Eso me decía mi mejor amiga el día en que me traicionó. Nos vemos todos los días. Ayer no supe porque la había dejado de querer. Después me acordé de todo, y la abracé, le pedí que se retirara, le abrí la puerta, y me fuí con ella. En el centro del teatro había una nota. Un salón de piso de madera, la luz era cálida. Cuando llegabamos al extremo había un pequeño cúmulo de gente que se apartaba. A la izquierda un enorme ventanal se interponía entre el salón y la piscina. En ese momento te miré como preguntando y tu moviste la cabeza asintiendo. Allí tuve la sensación que yo también estaba allí. Me vi saliendo de la piscina, entré al salón por otra puerta, algo lejana al sector donde estábamos, me comencé a secar. El otro cuerpo mío se acercó al que recíen había salido de la piscina. Mientras me acercaba me daba cuenta que ese cuerpo era el pasado, y quien se acercaba a ese pasado era yo. Tenía muy claro que no lo podía tocar, o, más bien, que si lo tocaba nos uniríamos y moriría. Cuando estuve frente al cuerpo del pasado éste no me vió. Entonces hice una forzada tos y me miré. La expresión fue la de una visión, sonreí, me di vuelta. Volví donde estabas tu con el cúmulo de gente, te tomé del brazo y desperté.
Al mediodía, doce encapuchados victoriaban mi nombre. A mis once años decidí invitar a comer a los asesinos de mi abuelo. Cada uno lo mató un poco. Pero todavía no ha muerto. Ha cambiado de color. Su boca es mas pastosa. Lo quiero tanto para no recordarlo. Acostumbraba decirme: no confíes en la expresión de la bondad, toma leche del seno ejecutivo. Que bien te has vestido, las piernas de tu mujer las quiero en mi cumpleaños.
Al mediodía, doce encapuchados victoriaban mi nombre. A mis once años decidí invitar a comer a los asesinos de mi abuelo. Cada uno lo mató un poco. Pero todavía no ha muerto. Ha cambiado de color. Su boca es mas pastosa. Lo quiero tanto para no recordarlo. Acostumbraba decirme: no confíes en la expresión de la bondad, toma leche del seno ejecutivo. Que bien te has vestido, las piernas de tu mujer las quiero en mi cumpleaños.
Comentarios
Ahh... no citaste. Bueno, igual quedaba claro que es robada con la marca de agua, ¿no?
Jejeje.
No hay problemas con compartir, pero robar sin citar sí.