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Ciclo de Nylon
Oímos hablar del cristo íntimo, el refugiado, el náufrago.
Nunca del cíclico trípedo violento que perturba los salones de Jerusalén.
Sabemos del cristo liviano, familiar, masticable, digital, alcalino.
Todos olvidamos la llegada del Miedo.
Cuando arribó al mundo Cris, todo estaba preparado para la gran fiesta. Pero el maldito se puso a conectar a los niños con su padre, el mal imitador del Bagre Japonés. Su padre, el fantasma de las bolsas de papas chips.
Todo tiene un cuerpo, un enlace con la estupidez y varios mantras para volverse humo vidrioso. Pero Cris llegó de mal humor y a todos volteó de espuma y letárgica lectura de sus vacíos. La confederación lo bautizó “Esfínter”. Y Cris estuvo dale que te dale con la bocinita de sus poemas, ruido de tractor semidiscursivo que corrompió a toda nuestra especie.
A Cristo lo maltrataron por su sensualidad, no paraba de sacudir el beat en la cara de sus admiradoras, todas hermosas mujeres treintañeras con IQ de 25. La matrícula de su coche rezaba “DANDY” y Cris especulaba con todas sus ballenitas prontas para un asalto mundial de cobre gaseoso.
Su revolución no marchó, estaba claro que había mucho mejores bandas en el mercado. Cristo se suicidó y prometió volver a esta tierra maldita, a establecer la esclavitud de todos los hombres y mujeres. Pero le robamos la bandera y tuvo que rajar, porque estaba asustado de todos nuestros barrabravapolicías que eran romanos hasta la médula. Qué pobre lectura que hizo de nosotros… no haberse percatado de que nuestros hombres le romperían el culo si no corría.
A nuestros barrabravapolicías los alimentamos con vitrinas inalámbricas de baja fidelidad, para que no se inmiscuyan en nuestro nuevo, genial y buen plan: Vamos a enviar un Cristo a otro planeta, como medio para colonizarlo más tarde. Para cuando la guerra de cristos estalle, ya tendremos bases por toda la galaxia. A Cristo lo hicieron con papel de cebolla un día de carnaval. No le gustaban las minas, así que lo llevamos con el auto a gritarles mierda a los travestis de Jerusalén, también lo emborrachamos y lo mandamos al bosque solo, y se fue endureciendo. Por suerte en el último capítulo de la historia, se unió a los romanos por unos dólares. Soy el león que se come a tus cristos. Eres una sustancia fibrosa hundida en mi memoria, eres más que mis novios inventados. Somos jarras de vinagre política en las puertas de la babilonia de Natura. Regálame tu dólar metafórico, yo te daré mi vida en un frasquito de varios megabytes que contiene todos los diccionarios de mi cuerpo, diamante en constante fundición por tu llanto que no para de clamar “Arte son los coprolitos del ser humano”.

Comentarios

Manuel Barrios ha dicho que…
A FULL BABY!!!!!!!!!
Anónimo ha dicho que…
buena cabezaaaa eta e bela cosa ñañañañña arruca

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