URUK


  

Somos cien frente a ti, dos mil, setenta millones,
pero tu nos retornas el hombro a su lugar.
Los portones acorazados inhalan ante un gran jardín
y se alejan sanamente.
Es feliz la cámara de seguridad, y los postigos
al filo de la trasparencia mantienen el cristal
donde se mece la máquina.
Antes, en los tiempos remotos, te cuidaron con ahínco.
Fueras una virgen o una metralleta,
un portafolio de roble encofrado con hielo,
una mezquita, un lahamita, un imán
con el que se encarcelan veinte mil señoras.

La vida anterior fue mala ya que nunca existió.

Jamás abandonamos la adoración de los metales,
ni el venero de la esfinge retratada en un papel
de cobre.

El violento ladrón que nos afana
está golpeando las manos de un casa
a la que no se puede entrar. Pero ver.

El ve porque nosotros desde los tiempos
donde no existía la escritura ni el cielo
nos hemos encargado de mostrarnos
a nosotros mismos algo que nunca será
como una lámpara o un rubí
o una copa de cuello esmerilado con laja y luque.

Esta ronda fue el sabor que la eternidad nos arranca,
un calor que la perplejidad imprime sobre la arteria
que llega y daña a nuestro corazón.
El oxigeno que nos impide convertirnos en estrellas
para guiar a los guerreros en la noche soporífera
hacía un árbol donde sea posible resguardarse de la lluvia.

Estas lluvias son flechas que
hacen sus maletas a la madrugada.

Las retuviste por años mintiendo
como lo hace un buen padre,
pero ahora ya no son tuyas.

Ya están ahí.
Hablan de tus logros. Enumeran
tus debilidades y sueños.
Saben que el sueño de Cualquier Dios
es Convertirse En Hombre
por eso la noche es la revelación
de una presencia sangrienta
que hemos querido adornar con fuegos artificiales
y antenas teledirigidas en sintonía universal.

Somos los coyotes que se tragan el aire
para cruzar un túnel de frontera a frontera.

Somos los que retomamos el tiempo
donde la palabra no existía sino como una piedra
sumergida en el fondo del mar.

La palabra fue el primer cofre,
el primer látigo con el que se hipnotizó a las dioses
haciéndoles creer que era suya.

La palabra fue la vestidura del colono,
el jabón con el que se lavó la tierra, el océano y el cielo
para segmentarlo, repartirlo y expropiarlo.

Letra con la que se tatuó la marca de la esclavitud
en la piel de los hombres,
letra con la que se quemó la memoria del guerrero,
letra con la que perecen las mujeres en Libia.
Letra es la adoración y el respeto
por nuestra pabellón patrio es una letra cantar el himno
es una letra frente a la que los Presidentes
se tocan el pecho
y nos obligan a robar por ellos.

Debajo del suelo yace el sol turquesa.

Donde brama retorna
brillan nuestras manos
y las huellas desaparecen.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
nunca será como una lAmpara o como un RubI,
o
como
una Copa
de Cuello
de Carne

pero SerA
bicha ha dicho que…
soL turquesa.
Mentira Ciudadana.
verdad Andina.

omh

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