Her-Bodhi

Siempre desaparezco. Hay una zona donde quedo varado. No puedo avanzar. Lo que me habita no tiene rostro. Mucho peor. No tiene cuerpo. Sé que existe porque me habita, es una sensación difícil de nombrar. Como un color. Una luz. Suena antes de caer. Se expande en la caverna. Hay gotas cayendo del techo. Lo deslizan cortándolo, se afinan, caen. No las veo. Sé que caen. He visto los pies ensangrentados decretar su corola. Ascender dotado a la montaña para otorgar mi beso. La puerta que abre un tonel de agua viva bujiante crepito de vapor. Yo desaparezco. Me hago un nudo en la invisibilidad. Me voy, corro, olvido las calles que tuve que cruzar, olvido lo que prometí, olvido lo que me ofrecieron. Desaparezco Alcalino Sódico y Básico. Martillo de borrar. Quiebro Estelas. Estelas que dejaron mis actos convertidos en horrorosas estatuas. Estrello estructura pineal. Estrello en pedazos las fotografías, los videos. Estrello las palabras hasta quitarme la piel. Sobre los pedazos filosos empiezo a bailar y mis tendones y mis antebrazos se laceran y voy cayendo hacia abajo mientras bailo abro mi propio suelo, abro mi suelo y allí me hundo. Desaparezco. Soy mi pantano. Mi permanencia. Vive de este afán. Irme, volarme, masticar lo que ayer fue mañana. Desaparezco. Nado con el éxtasis de mis venas. Nado agitando mi coxis. Nado con mi pelvis, con mi verga, con mis testículos que golpetean con furia el agua que los eleva. Doy patadas pero las siento en la nuca, no hay delante, no hay atrás. Tengo las manos unidas, corto el agua para acceder a la vagina oculta. La vagina que alimenta caballos yeguas y toros. Yo me aferro a su clítoris que es su paladar, vuelvo a sentir el resplandor, la humedad, la corriente, siento el mar brotar de su pedazo de sangre, siento que se levanta, se alza, está alzado. La lengua de mi frente se lo come.