Obras en tiempos de miseria: Tres poetas latinoamericanos
por Héctor Hernández Montecinos
Existen poemas, existen libros y existen obras. Esta simple diferenciación sirve para separar aguas en lo que a poéticas y autores se refiere. Ninguna es mejor o peor que otra, son sólo maneras de encarnar el oficio poético y ciertamente el talento. En esta última distinción es que hay 3 obras que superan todo designio del género lírico montándose en seiscientas, ochocientas o casi mil páginas de una escritura que logra no como otras hacerle el contrapeso a un minuto
de vida. Me refiero a ø de Ernesto Carrión (Ecuador), El Nuevo
Mundo de Yaxkin Melchy (México) y Doctrhyna de Manuel Barrios
(Uruguay).
foto: Amalia Gieschen
Estos
esfuerzos desmedidos, monumentales, abruptos y torrenciales
representan el triunfo de la poesía ante la ley del capitalismo, el
designio de la economía y el valor, pues no hay mesura en la
apuesta, en el riesgo de su rechazo y en la violencia de su deseo. En
un mundo donde el silencio, la complicidad y el aplastamiento de las
subjetividades y el arte reina es que este tipo de empresas
literarias son las nuevas sagas, las nuevas épicas, las nuevas
epopeyas de vidas tan comunes y corrientes como la de cada uno de
nosotros.
Cuando
el clisé poético de la carencia y el fraude dice: di mucho con
poco, otros devenires muestran que el lenguaje es demasiado abierto,
enorme y profundo como el océano para saciarse con un vaso de agua.
Digo todo esto pues sé que este tipo de obras y comentarios sobre
ellos molestan a quienes sufren de estreñimiento, pero soy feliz
sumergiéndome en la complejidad, reto y disrrupción que crean en la
idea del lector, que ciertamente es la única vanguardia posible hoy
en día, dislocar a ese lector burgués y cómodo. Sigo leyéndolos
hace muchos años y aún no logro desentenderme de esas obras, no se
agotan, ni implosionan, sino que por el contrario, ante el fin de la
civilización y el lenguaje son una frontera, un límite, un hito que
ya a estas alturas nadie puede negar.
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