Una sombra no es el prólogo ni un gesto. No existe una cerradura en ningún espejo y las ventanas son ojos para explicar lo que nace del agua y lo que en el agua muere como peces deshojados. Las letras se van acumulando en el fondo del mar como piedras que devoran lo que hay cerca y lejos, por eso donde puedas dibuja una estrella para que la noche viaje contigo y no tirites debajo de ti.

Héctor Hernández Montecino, amigo y antimaestro,
te hecho de menos loquito,

NGC224, Limón Partido, Ciudad de México, 2009

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