FREAK


Solos con Bruma, dejando que el pequeño Golshy crezca, verde como el pasto. Que crezca arriba nuestro para que lo podamos comer sin levantar la cabeza. Ven aquí y crécété! Le dije, Crécété, le dije, Crécété.
Y creció agachando la cabeza, con resignación. Quería colgar en su cuello los álbumes de fotos, dos o tres amigos que hace rato no piensan en mí. Pero no cuando estoy con Bruma, ahí ya no pienso igual. 
Mi nacimiento fue un engaño, una confabulación. Era Golshy quién debía nacer, no yo, pero fui yo, no él, yo, él se nombró mucho después de nacer.
Si llegara algún viajero y quisiera explicarnos la fabulosa historia de Golshy debería remitirse no a él, sino a la muerte de sus pares. Son ellos los que sostienen su peste, su viruela, su salmonella. De esta parte de la habitación puede verse el torso de Go, la mitad de la cara lateral, un sector rapado en su nuca. Hacía el occidente esta el Shy, la contrabanda, el complemento.
Ambos trabajan una ofensiva letal contra los jóvenes maleantes de la ciudad. Los matan, los apalean, se los pasan para la cueva, se los papan, arrastran su cuerpo por toda la ciudad. Reojean a las viejas, las vigilan, las hacen brillar con un día más de esperanza.

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