الطوفان



ESCRIBO UN POEMA PERO NO LO VEO





Escribo un poema pero no lo veo porque las palabras son una gran cortina negra, una ciudad repleta de calles donde la gente camina de aquí para allá. Esas calles son el poema cuando mira hacia arriba y se deslumbra por un cielo que nadie podrá escribir.

El brillo del sol mana por doquier, aparecen luces que despojan el cuerpo de las nubes. Su relieve salvaje dibuja nuestro sol. El sol turquesa.

Pero el cielo desaparece. Las nubes se repliegan hasta quedar redondas, con formas ovaladas y curvas, en nada se distinguen del ojo que las dibuja. El sol turquesa se hunde debajo de la tierra como un tesoro inalcanzable. El cielo se arruina hasta quedar una gran noche eterna sin un solo astro capaz de iluminarla.

Escribo este poema pero no lo veo ya que en verdad no me han querido ni la mitad de lo que yo los quise. Se escaparon de mi a la salida del teatro, no me defendieron ante sus padres, se avergonzaron de las fotografías en las que salíamos juntos. Este dolor es capaz de robarme toda la poesía que no escribí como el sol turquesa le roba los hijos a las niñas inocentes.

Si no veo este poema es porque la gran noche se lo tragó junto al último amor que tuve, junto a la última vez que amé.

Rasgada está mi boca, y las nubes allí, maquillándose, haciéndose altas entre la derrota de los lunáticos.
Los hijos lunáticos. Los padres lunáticos. Tres perros atados a una casa repleta de vapor. Allí quedó mi amor, separado, discutiendo si la maldad es inherente al orden.

Y aun no lo veo. Porque desprenderme de ti fue ver el cielo sin mirar a atrás, volverme sordo a tus pies cuando nadan por debajo de la tierra.








Este poema está dedicado a ti, Adriana Pitetta., por que existís en la vida, te extraño amiga.

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