UN BLOG ES UNA DERROTA SIEMPRE


.
.
.
.
.
.
.
Si tuvieramos un blog llamado proteína yo postearía cookies aunque fuera cosa vieja y serían los faros que abrumarían nuestra patria. Munokutijinvi volvía llorando junto al cuerpo del gorgón como tallito engreído y llorón, con su gesto de hambre y cielo baboso confesando que un post podía reflejar calor. Casi como Carla Greta Terón me lo agarraba al muy entrañable y lo confundía con una alcancía haciéndole fama entre las letras. Fama de llorón. Fama de berrinchón. Como Carla Greta Terón Fafó y su hijo que juega a regalar paises.
Las constelaciones saltan de tu pecho al mío y te pido que me leas sin comentar tu cara. La
sinceridad es lo que más me enoja de la gente que no me necesita.


Si tuvieramos un blog llamado Proteína nos portegería de la fiebre. No nos pediría abrir la boca. El guardián y su noche imaginaría los campos a partir de citas que escuchó en la merienda de su facu. También las constelaciones que históricamente le dan sentido.
Si tuvieramos un blog llamado Porteína yo escribiría poemas hasta que el mundo se muriera y la masacre de la devastación sacara su mano desde mi inodoro para trazar preposiciones que dan a uno la ilusión de interminable. Quedamos tu y quedamos yo, quedamos ellos y nosotros, quedamos ustedes.
Si tuvieramos un blog llamado Proteína yo escribiría en él con una sonrisa tan linda que le pondría una moñita azul para que fuera a la batalla, y contestaría sin dudar cualquier comentario diciendo siempre estoy de acuerdo. Pero ni te imaginas lector: cuantas muertes se suceden mientras yo escribo esto, cuantos pueblos desaparecen por la falta de un blog que se llame Proteína.
Si tuvieramos un blog llamado Proteína yo lo haría la luz de un incendio agreste, ya que mis amigos se olvidaron que odio la vanidad y por ende los odios a ellos. Y no puedo más que ser sincero.
Si tuvieramos un blog llamado Proteína yo escribiría todo esto.
Leete: estás pendiente del contagio sideral, la llegada de un mensaje donde te ruegan que no pares tu mamada. Nunca encontrarás la sangre que me tomé del vino de tu padre.

.
.
.
a partir de Mi hijo Down, de Pablo Paredes, y El Fiord, de Osvaldo
Lamborghini.
Dibujo: Andrés Vico

Comentarios

Entradas populares