OPERACIÓN VALQUIRIA [sueños fortuitos de una navegación atómica o la literatura pedorra de los cadáveres vivientes]


Dearest,

Después de un sin número de enemigos en mi cuenta bancaria y de solo unos pocos amigos en mi haber, no cabe duda, que mi vida va de mil maravillas. Debido a esto me gustaría comprometerme un poco más con la literatura (es decir, ir más allá) y señalar una patología que entró a Montevideo hace razón de unos 30 años. No estoy hablando de otra cosa que del olvido. El olvido de nosotros mismos, los otros que fuimos hace una década o dos, cuanto dijimos para con aquellos que nos goberanaron. Quizá parezca cómico que un zombie del infierno pueda erigirse como patriarca de un reíno de letrados ignorantes, pero usted, fíjese que eso no es tan así. Le explico:
El domingo pasado fui a una lectura donde leyeron dos chicos, jóvenes ellos, y sin alcanzar a la indignación, tan sólo al asco, pude concluir lo separados que estamos los humanos en nuestro universo simbólico. Sin más, uno de ellos leyó un poema donde decía "poesía, poesía, me has dado tanto, poesía poesía, tanto tanto", su poema era un evidente gesto irónico de burla que quizás era simpática a finales del siglo XIX. El otro chico leyó un poema donde decia que los conceptos eran algo "pedorro" (algo asi como un tecnócrata fanático que decide romper todas las heladeras a batazos de beisball) y que el "ser" (desconozco a qué hacia referencia con ésta palabra) quedaba encarcelado en la dinámica sujeto-objeto. El problema no termina aquí, sino que ambos dos reniegan de llamarse "poetas", sino que "simplemente escriben". Ok. La proxima vez (y esto es un llamado público), pido que cada cual se haga cargo de los frijoles que se manda asi no nos llenan la casa de pedos. Sin embargo, y perdón por la insistencia, el kilombo sigue. También hay un par de gatos bellísimos que no hacen mas que jugar con su bola de lana y lamerse el lomo, frente a ellos estan perritos que babean sus genitales y después corren a gemir a su dueño. Si un ovni pasara por estos lares, vería que ni siquiera el auge de las literaturas nacionales ha perdurado. Los que tan mentadamente odían a la generación del 45, sobre todo la etiqueta absurda de "generación crítica", se olvidan de algo importante. Quizás fue en esta generación donde la figura del escritor, narrador o poeta, tuvo mas seriedad y prestigio, pasando a un segundo plano en la generación del 60 donde todos quisieron ser académicos e intelectuales, y bien que lo lograron. Salud por eso! Hoy todos escriben, pero a nadie le dan los huevos para decir que carajo es, si novelista, poeta, cuentista, etc. No me parece mal, la etiqueta y la distinción de géneros literarios clásicos no es productiva. ¿Pero que pasa con la palabra "escritor"?
Si si, trabajo medio tiempo en un cybercafé y después en la barra de un boliche, pero mi profesión es Escritor. Aquellos que escriben con miedo de lo que escriben, o con miedo de lo que son, seguirán repitiendo el gesto de pajearse con miedo a que la madre irrumpa en el cuarto. Mejor id a las montañas! Allí no hay habitaciones o enigmas! Nada les será suyo más sin embargo tampoco ajeno! ¡Si tenemos hijos, seamos padres! ¡Si tenemos amor, festejemos! ¡El destino ya es nuestro!

O si no: sigamos finjiendo que no nos importa lo que hacemos, ni los esquemas en las paredes o los diaríos que llevamos hace una vida, sigamos padeciendo el virus de lo mínimo, que nos hace creer que somos capaces de todo y por eso no hacemos nada. Que nuestra inteligencia basta para ser reconocidos, que comprender lo que hacen los otros es igual a hacerlo. Entremos a un cuarto iluminado al cual llamamos oscuro y no miremos cual papel metemos adentro del saco, da igual, yo no soy un ciudadano, a mi la política no me importa, yo no soy político, no tengo nada que ver con eso, es más, soy mucho mas inteligente que ellos, nada de lo que haga podrá cambiarlo, total, que importa.
Serás eterno como el tiempo y renacerás en cada primavera.

Comentarios

alotropico ha dicho que…
Que bueno, y si lo digo así es porque no sabría como mejor decirlo. Está muy bueno.

Aprendemos a desear, a amar y odiar; es rara una palabra que no parezca haber sido aprendida. Es mejor que los repetidores no nos llamemos poetas, para evitar confusiones, para triturarle las entrañas pero no el esqueleto a Prometeo. Que los asuntos personales y los del infinito recuperen un nombre, que la poesía se discierna y pueda olvidar realmente, dejar de disimular su recuerdo (aunque siemrpe haya recuerdos que disimular). La consigna es no imponer el estigma del enigma a lo que ya fue revelado: estamos todos locos, nadie nos manda, hay que ponerse de acuerdo (clemencia a los pecadores, inclemencia a los pecados).
Anónimo ha dicho que…
mi amigo, te has lúcido. cuanta certeza en tus palabras... eso... necesitamos al menos una pequeña certeza. un abrazo.
laveron ha dicho que…
jajaja!

para decirse escritor hay que estar muy seguro. escritor es una cosa, escribidor es otra.

(yo entro en la segunda, me parece)

pero seguro que este post va de otra cosa y no entendí ni mierda.

salute!

laura